«Nos amó primero»
eBook gratuito sobre la devoción y consagración al Sagrado Corazón
Hay un Amor que no se apaga. Un Corazón que no deja de latir, incluso cuando tú te alejas. Un fuego que arde por ti, sin condiciones. Ese es el Sagrado Corazón de Jesús. Y este mes (junio) es un mes que la Iglesia dedica especialmente a su devoción.
¿Por qué dedica todo el mes al Sagrado Corazón de Jesús? Porque no es solo una imagen antigua colgada en la pared de la abuela. Es mucho más. Es el centro del Evangelio, la expresión más concreta de que Dios no se cansará jamás de amarte. Como dice el Papa Francisco en su carta Dilexit Nos, «no somos nosotros quienes hemos amado a Dios, sino que Él nos amó primero» (1 Jn 4,10).
Ese «primero» lo cambia todo. Significa que no tienes que ganarte su amor, que no necesitas ser perfecto para acercarte, que puedes volver mil veces… y mil veces más te va a recibir. Su Corazón no funciona como el nuestro. No se endurece, no se enfría, no se cierra. Al contrario: se abre de par en par, incluso en la cruz, para que vos tengas un lugar donde descansar.
La devoción al Sagrado Corazón no se trata de rezar fórmulas sin pensar. Se trata de mirar a Jesús y dejar que Él te mire. Se trata de dejarte abrazar, sanar, incendiar por dentro. Es consagrarte, no con palabras bonitas, sino con la vida real: con tus días, tus luchas, tus ganas y tus caídas.
Un eBook con la devoción y consagración al Sagrado Corazón de Jesús
En Catholic Link preparamos un pequeño ebook para ayudarte a redescubrir esta devoción que, lejos de ser cosa del pasado, sigue siendo actual, urgente, necesaria. Porque seguimos necesitando amar y ser amados.
Seguimos buscando sentido, consuelo, dirección. Y todo eso lo encontramos allí, en ese Corazón que late en silencio, que espera paciente, que no deja de invitarte a entrar.
Y cuando te consagras a ese Corazón, algo cambia. No todo se vuelve fácil, pero ya no estás solo. Aprendes a amar distinto. A mirar con compasión, a servir con alegría, a perdonar más rápido, a confiar incluso cuando no entiendes nada.
Hoy, más que nunca, necesitamos corazones encendidos. Necesitamos volver al centro. Y el Corazón de Jesús es ese centro. No te pide que entiendas todo. Solo que no cierres el tuyo.